Iglesia de San Sebastián de Cobos de Segovia En 1149 el papa Eugenio III concede a los canónigos agustinos de Párraces el privilegio de que en los pueblos sobre los que ejerce jurisdicción eclesiástica, no se puedan levantar iglesias y que la única permitida sea la de la Abadía. En la aldea de Cobos existía un hospital de pobres dedicado a San Sebastián, los vecinos desde finales del siglo XV inician una dura lucha contra los canónicos para eximirse de acudir a oír misa y recibir los sacramentos en Párraces, recurriendo a las máximas autoridades del momento, para conseguir que su viejo hospital mudéjar se convirtiese en iglesia. Del hospital tan sólo se conserva el artesonado de su nave central de los siglos XIII-XIV; a esta nave se le añadió la espadaña renacentista de 1566 como figura en una inscripción en un sillar de la misma. En mayo de 1587 reunidos en concejo los vecinos de Cobos deciden construir una capilla mayor, el transepto y una sacristía a lo ya existente, porque dada su populosa vecindad, la iglesia existente era muy reducida. Encargan al maestro cantero real, veedor de las obras de Felipe II, Diego de Matienzo al que se une después su yerno Diego de Sisniega, autores de las torres y cúpula de El Escorial, que hiciese esa obra. La muerte de Matienzo y la falta de recursos económicos paralizaron el trabajo. El estilo de esta ampliación es el herreriano y su cúpula trasdosada, es la primera que se levanta en Segovia sirviendo de modelo a la de la Catedral. En su interior guarda algunas obras procedentes de Párraces como el Cristo de las Procesiones del XIV y la talla de la Virgen del Pópulo de finales del siglo XV. Hay un retablo cuadro del martirio de San Bartolomé obra de Alonso de Herrera del año 1597 y tres retablos churriguerescos del siglo XVIII, el retablo mayor acoge la escultura de San Sebastián y una pintura de su martirio, mientras que el del Cristo de los Cautivos un excelente talla de un Cristo barroco.